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14 septiembre 2014

Solo sentí dentro dardos


de menos.

16 junio 2014

Soy una romántica

Y no me da miedo reconocerlo. Me gustan las citas y los chicos sin vergüenza que te sacan a bailar. Perdón, ¿he dicho chicos? quería decir hombres. Me encantan sus ojos verdes y las sonrisas con un colmillo rebelde. Me gusta que no tengan miedo de reconocer lo que sienten y de hacer lo que sea para conseguirlo. Me gusta que sean apasionados y se interesen por algo en particular. Me gusta que sean sinceros, que me den seguridad, sentirme protegida y que a la vez valoren mi espacio y me hagan sentir como igual. Que tengan tanto que aportar como recibir. Me gusta cuando son así, tan auténticos que no me da miedo ser yo misma, con todas mis manías, defectos y virtudes. Me gusta cuando prefieren invitarte a una caña al día siguiente que cuando intentan echar un polvo rápido de madrugada que no van a conseguir. Me gusta cuando preparan las citas al detalle, porque no les importa dedicarle el tiempo que haga falta. Y que te sorprendan. Que sepan cuando los 'no' quieren decir no o quieren decir arrancame la ropa. Me gusta que no vayan con prisas, y que se tomen su tiempo en conocerte. Que disfruten del momento y se dejen llevar, que no analicen demasiado, pero con los pies en la tierra. Que no les importe salirse de lo establecido y los planes improvisados. Y los planes tranquilos. Que sientan más que piensen. Y que cuando piensen, lo compartan contigo. Que digan te quiero. Pero las veces justas, para que no pierda su valor. Que me vuelvan locos. Que les vuelva locos.
Probablemente la mitad de las cosas no tenga sentido y la otra mitad se contradiga. Pero ya amenazaba en el título, que soy una romántica empedernida y sin remedio.

31 diciembre 2013

Ese momento

De repente te das cuenta, piensas en él y ya no lo sientes como algo cercano, como tuyo. Es como un extraño que tiene la misma cara de esa persona con la que compartiste tantas cosas, y que sin embargo, habla igual que él, piensa igual que él, pero ya no abraza, y no sabemos si besa como él. Es una sensación extraña, como si todo hubiera sido un sueño, como si las ganas de tomarse algo con él un domingo por la tarde ya no tuvieran sentido, aunque siguiesen siendo fuertes.
Y entonces lo entiendes, te ha perdido.
Os habéis perdido para siempre.

18 noviembre 2013

Recuerdos Futuros

Había pensado tantas aventuras para un invierno contigo, que ahora se hace más frío de lo que esperaba. Mientras tu viajabas al futuro para intuir que lo nuestro era mejor terminarlo en Septiembre, yo viajaba y me traía recuerdos como estos:

Me veía estudiando un viernes, esperando a que vinieras y a que desaparecieran mis problemas nada más verte. Nos veía yendo a patinar sobre hielo y a ti siempre a mi lado  preocupado por si me caía, todos sabemos lo torpe que soy. Aunque reconocerás que nadie tan torpe tiene tanta gracia como yo. Me imaginaba darte una sorpresa y conspirar con alguno de tus compañeros para sorprenderte un jueves en el trabajo y regalarte un fin de semana entero en el que no te dejaría preocuparte absolutamente por nada. Patearnos cada calle de la ciudad viendo las luces de navidad, escuchar toooodo lo que siempre tienes que contarme sobre cada edificio que me enseñas, contarte que tal la semana y escuchar lo mucho que me habías echado de menos. Ir a tomar un chocolate caliente, mancharte con nata, y limpiártela con un beso. Quería que nos encontráramos con la gente y me presentaras orgulloso diciendo, es mi novia. Aunque eso se nos viese de lejos. O que quedáramos con alguna pareja amiga cualquier viernes noche. Dejarte llevarme a cenar siempre que quisieras, después de todo lo que te costó la primera vez. Imaginaba unos sonrientes ''buenos días'' y unas mejores buenas noches. Hasta disfrutaba de huir del frio una mañana de domingo entre tus sábanas.

Parece mentira que me hayas inspirado tanto, con tan poco. Y que te hayas perdido nuestros recuerdos. Te has perdido tanto de lo que aún nos quedaba por vivir... Que me cuesta pensar que no lo eches de menos. Aunque todavía no hubiese pasado.

17 febrero 2013

Bailame el agua

Bailame el agua
Úntame de amor y otras fragancias de tu jardín secreto.
Riégame de especias que dejen mi vida impregnada de tu olor.
Sácame de quicio.
Llévame a pasear atado con una correa que apriete demasiado.
Hazme sufrir.
Aviva las ascuas.
Ponme a secar como un trapo mojado.
No desates las cuerdas hasta que sea tarde.
Sírveme un vaso de agua ardiente y bendita que me queme por dentro, que no sea tuya ni mía, que sea de todos.
Líbrame de mi estigma.
Llámame tonto.
Sacrifica tu aureola.
Perdóname.
Olvida todo lo que haya podido decir hasta ahora.
No me arrastres.
No me asustes.
Vete lejos.
Pero no sueltes mi mano.
Empecemos de nuevo.
Sangra mi labio con sanguijuelas de colores.
Fuma un cigarro para mí.
Traga el humo.
Arréglalo y que no vuelva a estropearse.
Échalo fuera.
Crúzate conmigo en una autopista a cien por hora.
Sueña retorcido.
Sueña feliz, que yo me encargaré de tus enemigos.
Dame la llave de tus oídos.
Toca mis ojos abiertos.
Nota la textura del calor.
Hasta reventar.
Sé yo mismo y no te arrepentirás.
¿Por cuánto te vendes?
Regálame a tus ídolos.
Yo te enviaré a los míos.
Píllate los dedos.
Los lameré hasta que no sepan a miel.
Hasta que no dejen de ser miel.
Sal, niega todo y después vuelve.
Te invito a un café.
Caliente claro.
Y sin azucar.
Sin aliento.