No nos preguntamos ni el nombre, solo sabía que te fumabas a María en la misma playa en la que yo, me entregaba al sol con infinita dedicación. Solo que ambos bailábamos en la misma discoteca de luces psicodélicas. Que la noche era nuestra, convencida cual bella dama con vestido de seda. Que teníamos un baile de manos del que nadie se percataba. Que a la vuelta de las esquinas nos hubieran sorprendido siendo más que generosos el uno con el otro.
Que la última noche me invitaste a amanecer en la playa contigo, sin más abrigo que tu jersey de polo. Serás niño pijo.
...lo que duran dos peces de hielo en un güisqui on the rocks...
Por cortesía del amigo Sabina.
2 Pensamiento(s):
Te sigo, anda que no escribes bien :)
Como siempre, perfecta la entrada.
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