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28 abril 2011

Enjoy Finland, it's a requirement

Que echo de menos tu mano enredandose en mi pelo, que largo y despeinado, se topa por casualidad con tu otra mano apoyada en mi espalda y ciñendo mi cintura. Que me gusta saberme rodeada de ti, de tu sonrisa y de tus besos, de tu buen humor que hace bailar las pecas de mis mejillas cada vez que sonrio por tu culpa, o gracias a ti, como prefieras verlo.

Que quiero que seamos todo el uno para el otro, y tengo un plan para conseguirlo, voy a mirarte muy de cerca, de modo que sea lo unico que veas, y así aunque vayamos ciegos desde ahora te digo que no me importará perderme por caminos raros, desconocidos. Pero eh! muy importante y cláusula primordial en nuestro contrato...mientras sea todo contigo.

La música está alta y juega a hacerme cosquillas.

13 abril 2011

MIA. No bailéis con la muerte.

Loreto se miró en el espejo de su habitación.
Desnuda.
Recorrió las líneas de su cuerpo, una a una. Casi podía contar sus huesos, las diagonales de sus costillas, el vientre hundido, la pelvis salida y extrañamente frondosa, las nudosidades de sus rodillas, la piel seca, el cabello débil y sin fuerza que se le caía cada día más.
Y aún así, se sintió mal por algo distinto. Peor.
Gorda.
Tuvo que cerrar los ojos, y volver a abrirlos, para enfrentarse a la realidad.
Tal y como le había dicho el psiquiatra.
Se estaba muriendo. Si no dejaba de comer incontroladamente para vomitar después al sentirse culpable de ello y temiendo a la obesidad, sería el fin. Había llegado al punto límite, y tras él no existía retorno posible.
Luchó desesperadamente, consigo misma, y pensó en Luciana.
Luciana, tan llena de vida, siempre alegre. Desde que sabía que estaba en coma, era como si algo, en su interior, pugnase por estallar, sin saber  qué era, ni tampoco por donde saldría esa explosión
Apenas veinticuatro horas antes, Luciana había estado allí, a su lado, frente  a  aquel espejo, obligándola también a mirarse.

-¡Yo te ayudaré Loreto! ¡Voy a ayudarte a superar esto! ¡Te lo prometo! ¡Estaré a tu lado! ¡Comeremos juntas, lo necesario, sin gulas ni ansiedades, y no te dejaré vomitar! ¡Se acabó! Te lo juro.

No hacía ni veinticuatro horas
Y ahora ella estaba en coma
Se moría. […]
Loreto se apoyó en el espejo. Primero la mano. Después la cabeza. Cerró definitivamente los ojos.

-No te mueras-susurró-Por favor, no te mueras.

Ni ella misma supo a cuál de las dos se refería.

Campos de Fresas
Jordi Sierra i Fabra.

03 abril 2011

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Eh, dile a tu voz que vuelva de vacaciones.
Solo a tu voz, no necesito nada mas para dormir y soñar contigo.