Lust

Era ella, estaba segura, jocosa y jovial, la que jugaba, y disfrutaba ganando. Ellos los perdidos, pobres incautos. Era una sonrisa pícara y una carcajada limpia y libertina. Una mirada que engañaba y engatusaba, era magia, La Seducción con forma de mujer. Aunque no siempre había sido así. Todavía puedo recordarla sonriéndo inocentemente, hace algunos años, cuando aún se podía adivinar lo que pensaba con solo mirarla a los ojos.

Charlotte Lust bailaba, era el centro de atención, sin que fuera algo evidente. Se divertía. Las 12.30, el éxtasis en cada roce. Vió a lo lejos unos ojos azules y sintió un vacío en el estómago. No recordaba la última vez que había sentido eso. Tanto fue la curiosidad de qué los hacía diferentes, que los buscó inconscientemente, más de lo que se daba cuenta. Sonrió, había encontrado lo que buscaba.

[...horas despues, juegos de seducción de por medio...]

Hay Charlotte, cuando aprenderás...

Por fuera, todo era mágico y real, un sueño hecho verdad,

Tu calor y el suyo.

sus labios sobre los tuyos,

tus manos, su excitación,

sus caricias, tu perdición,

explosión de colores al cerrar los ojos, nuevas sensaciones que responden a cada sonrojo.

Antes de que el alba asomase por el horizonte, te levantaste con esa sensación de triunfo. Sonreíste a esa nueva cara, una de tantas, que contra todo pronóstico, nunca se te olvidaban. Le dejaste tendido en la arena, disfrutando del sueño. Al despertar solo tendría el calor insuficiente de tu recuerdo. Te aseguraste de desaparecer antes de que amaneciera. El amanecer es otra cosa, solo para tus incautos y los enamorados.