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25 mayo 2011

Victoria.


Enciende incienso en su habitación, que da al mar. Ese mar descontento que ruge sin indulgencia contra el rompeolas. Y se tumba en la cama. Y espera a que las horas pasen, a que el olor a incienso sea casi insoportable. Pero no lo es, al contrario, la embriaga. Le encanta las formas que toma ese hilillo de humo insubordinado, que dibuja formas en el aire, que escribe nombres culpables. 

¿Por qué lo haces?
 Ya me acuerdo de él sin falta de ver su nombre escrito en todas partes

 Y trata de moldearlo ella, dibujar otras formas, escribir otros nombres, pero es incontrolable. Igual que el frío de ese enero, igual que el viento que hoy, mueve sin piedad todos los árboles de la ciudad. Igual que el recuerdo en sus labios de aquel cariño. Igual que la ausencia de sus manos enlazadas a las suyas, igual que su mente viviendo en el pasado, igual que su intento de superarlo...
Que fué él quien desapareció, te recuerdo, vieja rana tonta de peluche.
Rana de peluche, que susurra recuerdos mientras sueña con él.

1 Pensamiento(s):

Olaya dijo...

Últimamente no sueño cosas bonitas, que fastidio.

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